La diferencia más importante es su determinación a dedicar todo lo que tienen, y a seguir dedicándolo, a su meta suprema: ganar la carrera o cualquier otra competición.
El éxito requiere dedicación total, perseverancia y entusiasmo. Hay gente joven que tiene una pobre autoestima y un nivel de aspiraciones no muy elevado, razón por la cual no elevan sus miras y prefieren mantenerse en el nivel de la mediocridad. No manifiestan la voluntad de avanzar con la determinación, la energía y el esfuerzo necesario para alcanzar metas elevadas que están dentro de sus posibilidades.
Cuando se proponen ciertas metas, no lo hacen con la intención de realizarlas. Tampoco hacen una evaluación de sus puntos fuertes y de sus debilidades para adoptar las medidas necesarias con el fin de mejorar su actuación.
Los jóvenes hoy en día deben poner empeño en lo que hacen. Entonces la dedicación total a una empresa, ya sea estudios, deportes, trabajo o superación personal, no es nada más que tener una ilusión, sino desear ardientemente algo y dedicarse a su realización con el firme propósito de lograrlo.
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