Los griegos de la época clásica que alababan constantemente el Ocio como un momento enriquecedor en la vida de las personas libres ocupaban su tiempo desocupado en estudiar, pensar, mediar y dedicarlo a las matemáticas, la cultura y la poesía. Puede parecer utópico un entretenimiento de este tipo pero, es muchos más productivo y sano que lo que ocurre hoy en día con la vida de cientos de jóvenes que literalmente tiran por la borda sus vidas en los momentos que podrían ver más productivos.
Visité Cancún en México hace un tiempo. Es un lugar muy hermoso lleno de hoteles. Una vez al año sucede un fenómeno único en el mundo. Vienen miles de jóvenes norteamericanos a pasar sus vacaciones de medio año, durante dos semanas todos los turistas de otras nacionalidades se van a otras ciudades. Los jóvenes son obligados a pagar más.
Algunos hoteles no los reciben, llegan en grupos. Son días dedicados completamente al desenfreno, el alcohol, el sexo casual sin compromiso, la droga y la locura total. La mayoría de las habitaciones de hoteles son destruidas. Miles de jóvenes vagan por las calles borrachos o drogados. A eso le llaman vacaciones.
Ha surgido un movimiento en EE.UU de jóvenes secundarios y universitarios, que han reaccionado. Ellos ocupan esas dos semanas, en general, en actividades de ayuda a la comunidad. Uno de ellos es una entrevista decía que en general es visto como bicho raro por sus compañeros. Muchos se burlan de este grupo de jóvenes.
Una señorita que un año fue a Cancún y luego de ver lo que sucedía decidió no volver, ahora participa de esta otra actividad; dice que no volvería a vivir otra experiencia que usar su tiempo libre en ayudar a otros y cultivarse interiormente.
La palabra vocación viene del latín “Vacuum”, que quiere decir “vacio”. El sentido que se le dio originalmente fue vaciarse para aprender. Eso no significa quedarse quieto sin hacer nada, todo lo contrario.
Usar el tiempo libre para embotar la mente con estupefacientes, alcohol o actividades desenfrenadas, no es vivir la vida con sabiduría, sino como necio. Es en muchos aspectos tirarla vida por la borda y permitir que se pierda más adentro sin posibilidad de volver a tierra firme. No se llega a puerto improvisado, ni dejando que la vida pase.
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