Sin embargo, los avances, especialmente en el área de la física atómica, hicieron que los científicos se replantearan su forma de ver el mundo. Ahora, en vez de estar completamente seguros de que una realidad era de una determinada manera, podían sostener que probablemente era así. Es decir, se introdujo la incertidumbre, la sensación de que es muy difícil establecer con absoluta certeza un hecho científico. Se puede afirmar que algo es verdad en el ámbito de la ciencia, hasta que no se descubra otra cosa. Evidentemente este cambio de perspectiva se introdujo en otras aéreas del saber y en otros aspectos de la vida humana.
La incertidumbre no impidió el desarrollo de la técnica, que no es otra que la ciencia aplicada para solucionar problemas prácticos con los que tiene que lidiar el ser humano. De allí el avance de la electrónica, las comunicaciones y la informática, por ejemplo.
No obstante, todo este avance también propicio el desarrollo de algunas de las mayores amenazas con las cuales ha tenido que enfrentarse el ser humano. La energía atómica bien utilizada genero la creación de grandes centrales atómicas para la generación de energía útil, pero también, dio paso a la creación de bombas de destrucción que son una pesadilla.
Gracias a los estudios del ingeniero aeroespacial alemán Werner von Braun (1912-1977) se pudo enviar seres humanos al espacio con cohetes tripulados, pero la misma tecnología sirvió para crear cohetes teledirigidos que en un segundo pueden arrasar ciudades enteras.
La televisión de unos de los inventos extraordinarios del siglo XX que permitió que las comunicaciones avanzaran de una manera sorprendente acercando mas a la gente y a los países, sin embargo, también permitió la entrada de informaciones y concepto de que dañan y perturban el ambiente moral de las familias.
Internet, uno de los adelantos prodigiosos del siglo X tal vez el de mayor impacto cultural de todos los tiempos, ha traído un sin número de beneficios a los seres humano, pero también, al igual que la televisión, ha propiciado que las fronteras entre el bien y el mal sean más difusas para una gran cantidad de personas.
La genética ha dado paso gigantescos desde cuando Gregor Mendel (1822-1884) el monje agustiniano y naturalista descubridor de las leyes de la genéticas hacia sus experimentos con guisantes. No obstante, hoy estamos frente a dilemas éticos que Mendel nunca tuvo que plantearse como la clonación, por ejemplo.
Es notable que hayan sido personas racionales los que han provocado los mayores desastres en el siglo XX y los que siguen haciendo en el siglo actual. Fueron mentes brillantes, los que crearon el aparato de la muerte que provoco el genocidio de más de seis millones de personas que murieron en los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Son egresados de algunas de las mejores universidades del mundo los que han iniciado algunas de las guerras de estos últimos años con el argumento de llevar paz a otras personas, pero con excusas que nada tenían que ver con las verdaderas razones en juego.
La racionalidad parece estar cuestionado hoy en día cuando personas que se consideran a sí mismos racionales realizan acciones tan pocos lógicas e inconsistentes con toda razón. Es lo que el psiquiatra Enrique Rojas ha definido como “el hombre light” y que el señala como “un hombre relativamente bien uniformado, pero con escasa educación humana, muy entregado al pragmatismo” al que “todo le interesa, pero nivel superficial; no es capaz de hacer la síntesis de aquello que percibe y en consecuencia, se ha ido convirtiendo en un sujeto trivial, ligero, frívolo, que lo acepta todo, pero que carece de unos criterios sólidos en su conducta. Todo se torna en etéreo, leve, volátil, bonal, permisivo”. Todo lo cual poco a poco lo convierte en un hombre superficial, indiferente, permisivo, en el cual anida un gran moral. Por cortesia de: Augusto T.
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